domingo

.10.


Perpetuar no me es difícil, sin embargo reconozco
que nada hay más inquebrantable que la mesura de los lugares magníficos.

De nosotros, nuestras fantasías de exégesis
dejan indemnes los textos mismos, que aún así
perduran a nuestras notas.
Más la pequeña reconstrucción imprudente
ocasionada a las rocas,
la menor vía irrumpiendo la campiña
en donde prosperó el heno durante siglos,
establece infaliblemente lo infranqueable.
Es entonces que la belleza de los días pocas veces se equivoca
y deja paso al apareo de lo auténtico.