Perpetuar no me es difícil, sin embargo reconozco que nada hay tan complejo
como el suspender el aliento.
No pruebes debilitarte
en medio de los charcos
ni cerca de las hojas partidas del nogal
como eruditos hombres
y sensorias mujeres
reclínate al borde del preciso horizonte y ansía
sujetar el presente, es quizá
una idea privada de albores
es quizá, el último de los dones.