la falta me escolta
con los techos destruidos
las puertas de madera henchidas
las lumbreras sin vidrios
por lo demás
la fibra, que combate desdichas
los manuales actuales
la apetencia de a ratos
y el soplo para la gente que querella
y estrofas en sus sueños
como pequeños fusiles de pasión
junto a los indigentes
sin delirio ni fetiches
junto a los que resisten
el yermo sin atenuante
y en cada trozo de pan
o en las comidas tiernas con luz grácil
después de la borrasca, frente al mar
algún poema caminará el cielo violeta